¿Qué tan tangible es la pedofilia, pederastia y trata de niños en México?


Spoiler alert: Muy tangible, es de hecho, muy denso.


Una abejita bonita para que la veas cada que sientas muy pesado este post. 
Hace días el insomnio me atacó por un buen rato y usualmente lo que hago para conciliar el sueño es leer, ya sea si un libro o el instructivo de una plancha, cuando de forma casual (o desafortunada) me encontré con un post que parecía escrito por el mismísimo Stephen King donde narraba de forma cruda y sin tapujos, las memorias de sus putas tristes vivencias de un reportero cuando andaba allá por la tierra llamada igual que nuestro segundo presidente mexicano, héroe del lábaro patrio, Guerrero. 

La misma tierra que recibió a toda la vecindad del Chavo del Ocho en sus hermosas playas de Acapulco
Una tierra donde las niñas cobran cien pesos mexicanos y trabajan dos turnos, y no, no trabajan de cerillitos.
Una tierra donde los niños viven al día y para sobrevivir a sus duras jornadas de trabajo, prefieren drogarse a soportar un martirio de un día más.
Una tierra donde los gringos van a vacacionar, y mientras en una mano toman una margarita, en la otra sostienen a Margarita, de nueve años, huérfana y posiblemente drogada.

Fue duro para mi leer todo eso, ni mis ojos, mente y corazón querían creer algo así, pero pues es la puritita verdad, de veritas, de veritas, de veritas.

Por lo cual, al procesar tanta información llegué a la conclusión de muchas cosas,y que te las voy a enumerar aquí:

1. Al parecer, los extranjeros son los clientes más ávidos de este mercado negro, es la demografía que exige una demanda muchísimo mayor que nuestros pedófilos nacionales.
2. Creo que Acapulco, al menos en México, es un punto de venta y compra nacional e internacional, y no me refiero a los mariscos.
3. La mayoría de los locales de ese lugar, parecen estar acostumbrados a las mañas de las parafilias sexuales ajenas y en ocasiones, se muestran coludidos con los padrotes o madrotas más trending del estado.
4. Nadie hace nada para detener este tipo de trata.
5. Los tailandeses son los meros meros de este negocio.

Y así podría seguir, escribiéndote una lista del uno al un millón de las cosas que pasan ahí y de lo mal que esta ese problema, pero, es muy probable que a esta altura ya hayas entendido el punto de esta entrada.
Espera, aguántame tantito ¿y uno como ciudadano responsable que puede hacer para mejorar la situación? Es lo que te preguntarás, y yo te diré:
Pues ¿Tu? Nada. A no ser que adoptes a todos los niños en esas condiciones, los desintoxiques, les des atención psicológica y física y los mantengas en el carril del bien hasta que entiendan que eso no es vivir.
Pero ¿Y cómo sociedad? ¿Cómo cultura?
Afortunadamente, ahí si puedes meter tus lindas manitas y hacer algo.
Como por ejemplo, dejar de sexualizar a artistas menores de edad, o simplemente a cualquier persona menor de edad, punto.
Dejar de voltear hacia el otro lado cada que escuchamos a alguien decir "legalicen a las de dieciséis".
Dejar de compartir videos de niños haciendo actividades adultas tales como un baile sensual, tomando alcohol, obligándolos a darle un piquito a la niña o niño que le gusta, etc. Tu me entiendes.
Dejar de normalizar conductas inapropiadas para un niño y no decir "Ayy, es que esta chiquito, da risa".
¿Puedes hacerlo? ¿O acaso a ti también te gusta la niña de los Vázquez Sounds y celebraste cuando cumplió dieciocho años?

Es un problema muy grande, latente y desafortunadamente, preferimos no educar a nuestros niños en su sexualidad para evitarnos problemas, pero eso, a la larga, será la primera barrera de defensa que tengan cuando crezcan. Deje de asustarse porque dicen sexo señora, ya no es tema tabú. Pero sí asústese cuando en la misma frase haya "sexo" y "niño".

En fin, este escrito es una reflexión acerca de una crónica escrita por Alejandro Almazán, cuyo post completo (y sin censura) pueden encontrar aquí: https://plumaslibres.com.mx/2016/04/20/los-acapulco-kids/

Cuídense, si van a Acapulco, no compren comida tailandesa.

-Sam




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