Ciclos y "voy a descansar cuando me muera" como leitmotiv de mi vida

Hoy me encontraba revisando viejas fotos del celular, y gracias a las maravillas de la tecnología, Google y sus cuentas compartidas entre dispositivos, me di cuenta de que hoy hace un año, me encontraba haciendo algo totalmente distinto, con personas totalmente distintas y un Samuel distinto.

Hace 365 días, era una persona diferente; ¿es raro no? Como es que después de una cantidad específica de días, nosotros los humanos hayamos decidido establecer el inicio de un ciclo que se reinicia cada vez que el contador llega a cero.

Es un poco extraño como nosotros nos medimos en números e intentamos cuantificar nuestro tiempo cuando en realidad, es relativo. Literalmente.

"La nostalgia es una eterna enfermedad del corazón", y pues déjenme decirles que sí, es un arma de doble filo que a veces puede ser benevolente o malvada, según requiera el caso. 

Recordar tu pasado con aires románticos es tergiversar la verdad de lo ocurrido, nosotros, tenemos esa tendencia a romantizar lo viejo, lo antiguo, lo imperecedero y eterno, sin embargo, debemos de estar más abiertos al cambio.

Romper el ciclo.

Hoy, en esta entrada, no hay ninguna lección por compartirles, no hay ningún mensaje oculto entre mis letras, no hay nada más que mi ser explayándose entre estas líneas. Esta entrada es un cronopio, sin ton ni son, amorfo.

Ciclos

¿Son posibles romperlos? 

¿O estarán ahí eternamente?

***Esto que acabaste de leer, fue escrito el 25 de octubre del 2020, tuvieron que pasar casi ocho meses para que retomase esta entrada porque sinceramente nunca supe como seguir mi idea de lo que quería comunicar y, ¿te digo algo? Hoy, 22 de junio del 2021, sigo sin saber como continuar con lo que quiero transmitirte. Pero no me importa, me propuse a terminar de escribir viejas entradas abandonadas y esta fue la que mejor se me acomodó en el tren de pensamiento que tengo en este momento. Sin más preámbulos o explicaciones sosas, te dejo con el resto de mi escrito.***

Estas preguntas no poseen respuesta, es un pleonasmo versado con estructura paradójica que empiezan donde terminan, es decir, no tienen sentido.

Los ciclos que uno posee en ocasiones suelen ser autodestructivos, rutinarios, tácitos, silenciosos y qué pereza en verdad.

He decidido romper ciclos. No sé si sea totalmente posible o no, pero nadie se muere intentando (bueno de hecho sí, mucha gente se queda a la mitad del camino, pero eso no importa ahorita).

Vivo para probar cosas nuevas, para quitarme el asco de ver papas fritas de McDonalds y nieve en un mismo bocado, o como para volver a jugar a encontrar bochos por toda la ciudad aún sabiendo que en la Laguna sólo existen como diez (jajajaja). Vivo para vivir y vivo para morir.

Y mientras un ciclo decide romperse para volverse a formar otro, otro ciclo termina para reencarnar en algo más profundo que no lo puedo describir con palabras mundanas. Parecido a la pronta defunción de mi mascota que por tantos años me ha acompañado. 

Con sólo decir que su ciclo de vida se está volviendo finito está de más recalcar que ese ciclo de MI vida también se está terminando. Espero que cuando vuelva a posar mis dedos sobre estas teclas me haya equivocado sobre mi angustiante diagnóstico y todo se encuentre en paz. 

Al menos para ella. Yo sólo tendré paz cuando muera. 

Así debe de ser ¿no? 

"Voy a descansar cuando me muera" es una frase que tengo años usándola y que probablemente la escuché a mi mamá o papá decirla. Y me duele admitirlo pero esa frase por más taciturna que sea, tiene razón.

¿En qué estaba? 

Ah, sí, ciclos.

Rómpelos Samuel, rómpelos persona desconocida, y dedica tu vida a lo bueno de ella. Y a lo malo también, no seas hedonista. 

Cuídate, toma agua, ponte bloqueador y la próxima vez contamos juntos cuantos bochos vimos cada uno para pegarle en el brazo al otro. 


-Sam







Comentarios

Entradas populares