Crónica de una muerte anunciada en casa

En mi casa, hay una escalera de madera que sirve para subir hacia el techo y desde que tengo memoria, siempre ha estado ahí; se podría decir que es tan vieja como la casa misma.
Es una escalera de unos tres metros de alto y es de madera vieja, los peldaños están derruidos y astillados y los largueros están tan maltratados que con sólo de verlos, parece que se van a caer de lado a lado.
Entonces ahí estoy yo, parado de frente a un objeto tan burdo pero a la vez, tan peligroso para mi.

No puedo darme el lujo de volver a caer de un techo (es una historia para otra ocasión), así que cada vez que tengo que subir, quiero desistir, el terror me inunda de dudas y hace que aflore el nerviosismo.

Mi papá siempre me ha dicho que no hay nada que temer, que una caída así no podría matarme, pero ¿el que sabe? Siempre le he tenido pavor a las alturas y creo que es un miedo común con el que las personas como yo fácilmente podrían identificarse.

En fin, logré escalar esas destartaladas escaleras y veo a mi papá observándome con inquisitividad desde abajo, esperando a que yo vaya a revisar nuestro tanque de gas estacionario. Voy, lo reviso, termino mi tarea ahí en las alturas y decido bajar con el mismo nerviosismo con el que subí.

-"¿Ves? No te pasó nada (ríe)"

Mientras tanto, yo sudando a chorros, con la cara pálida y agradeciendo que estoy en suelo firme, procedo a quitarme las astillas de las manos.

Si mi vida fuera una novela de García Márquez, probablemente mi muerte sería anunciada con bombo y platillo para todos los que me rodean y la única persona que no sabe de que están hablando, sería yo. 

El miedo que le invade a uno a veces es indescriptible y paralizante, y no sólo hablo del miedo hacía algún daño físico, sino esos miedos internos que nos corroen y nos persiguen como la sombra que son.

Miedo a no cumplir mis propósitos de año nuevo, miedo a fallar en mi carrera, miedo a no volver a amar de nuevo o miedo a que nunca me amen otra vez, miedo a volver a enfermarme (ya sucedió)

No les voy a mentir, en el momento en que estoy escribiendo esto, todos esos miedos salen a flote y me abruman, me siento superado y ahogado y desesperado y ansioso y frágil.
Tenía tanto tiempo sin sentirme frágil.

Pero, al final del túnel siempre hay luz, siempre existirá una dualidad que te mantendrá en balance y tarde o temprano, el equilibrio volverá a tus pies. Hasta yo sé eso. 
Es cuestión de tiempo, paciencia y mucho amor.

Así que gracias papás, Diana, Karla, amigos. Gracias a ustedes estoy aquí escribiendo esto de una forma más animada y no tomando antidepresivos porque mi cuerpo ya no puede generar dopamina suficiente. 

Pedir ayuda siempre es bueno y es el primer paso para aprender a perdonar y amar (se), escribir es parte de mi terapia y compartirlo con ustedes es simplemente alardear de que cualquier persona puede salir del hoyo en donde está. 

"Está bien perder con el oponente, pero no con el miedo"

Sabias palabras que Miyagi le dijo a Daniel-San en Karate Kid cuando este último se encontraba paralizado ante la inminente paliza que le iban a propinar.
Y suena disparatado, pero así me siento ahora mismo. Paralizado e inmóvil como si estuviera enfrente de aquellas viejas escaleras derruidas ante la inminente golpiza que la vida está cocinando a fuego lento para mi. 
Pero no tengo miedo (ya no, al menos), y espero que cualquier persona que me esté leyendo, deje de tenerlo también.
Está bien caernos, lastimarnos el cuerpo, golpearnos en el proceso, querer rendirnos e inclusive taparse la cara para no seguir viendo aquello que te atemoriza, pero no esta bien el tirar la toalla y bajar los brazos, rendirse, claudicar.
Defiéndete, ponte en guardia y ve hacia la lona (go to the matresses)

Mis manos siguen temblorosas y mi resistencia física sigue deteriorada, sin embargo, mi alma es fuerte y muy persistente. 
Y es así como yo, el autor de esta entrada, vivió para contar su crónica de una muerte anunciada en casa. 
Ojalá y ustedes puedan hacer lo mismo.

Como recomendación final, les tengo un par de películas que ayudarían a alguien como yo, en estos momentos de abismo total.

Soul (uyyy pronto terminaré ese borrador porque se viene una reseñita sabrosa)
Medianoche en París
You've got mail
Love & other drugs

Feliz año nuevo, feliz día de reyes y feliz vida.

-Sam











  

Comentarios

Publicar un comentario

Entradas populares